Algunos de los mitos y estereotipos son: – Creer que las personas con discapacidad son seres asexuados o hipersexuales, que no pueden ni deben tener una vida sexual activa. – Que se desarrollan físicamente, pero que mentalmente no lo hacen. – La percepción negativa del ejercicio de la maternidad y la paternidad. La pervivencia y réplica de dichos estereotipos y prejuicios, expone a las personas con discapacidad, no solo a diferentes situaciones de violencia física, psicológica y sexual, sino también a situaciones en las que son entendidas como sujetos pasivos frente a su sexualidad, con llevando al desconocimiento de sus necesidades por parte del personal médico, a situaciones de esterilización forzada y, en general, a un acceso restringido a los servicios de anticoncepción, prevención y atención de las violencias.

De acuerdo a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, se define la discriminación como cualquier diferencia, exclusión o limitación basada en la discapacidad que tenga la intención o el resultado de impedir o anular el reconocimiento, disfrute o ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil u otros. Esto puede manifestarse en diferentes ámbitos, como el acceso al empleo, la educación, la vivienda, el transporte, la justicia, la autonomía sexual y reproductiva.

El feminismo es un movimiento político, social, académico, económico y cultural que busca crear conciencia y condiciones para transformar las relaciones sociales, lograr la igualdad entre las personas y eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres.

El patriarcado es un término para referirse a las organizaciones sociales en las que el hombre ejerce un rol de poder y predominio sobre la mujer. Este sistema se caracteriza por otorgar a los hombres la mayor parte del poder e importancia en la sociedad o grupo.

Se refiere a los sentimientos de atracción física y emocional que tiene una persona hacía otra. NO es algo que pueda elegirse o cambiarse. Está bien si lo que experimentamos y sentimos es diferente a lo que socialmente se ha establecido como lo que debemos sentir.

El enfoque de género es una herramienta conceptual que busca mostrar que las diferencias entre mujeres y hombres se dan no solo por su determinación biológica (sexo), sino también por las diferencias culturales que les asignan. Busca identificar las particularidades de todas las personas de acuerdo a las construcciones sociales asociadas a su sexo, teniendo en cuenta sus implicaciones y diferencias económicas, políticas, psicológicas, culturales y jurídicas, identificando brechas y patrones de discriminación.

No, en Colombia las personas menores de edad pueden acceder a servicios de salud sexual y reproductiva sin la autorización de sus padres o cuidadores. Si lo desean, pueden solicitar acompañamiento de una persona de confianza, y la persona debe esperar fuera del consultorio médico.

Sí, el derecho al aborto se le debe garantizar a todas las personas con o sin discapacidad, este servicio médico hace parte de los Derechos Sexuales y Reproductivos que son intrínsecos a todas las personas. Además, obligar a una persona a continuar con un embarazo no deseado es una medida contraria a su autonomía y dignidad. Para más información, consulta nuestra pestaña “Derechos”.